“Nadie entiende nada”, resumió un miembro del gabinete nacional a primera hora de la mañana, sin poder creer del todo la decisión de la vicepresidenta Cristina Kirchner de dividir el bloque de senadores del Frente de Todos para asegurarse un lugar más en el Consejo de la Magistratura.
Ni el Presidente ni sus ministros más cercanos supieron de antemano sobre la maniobra de Cristina Kirchner. Es decir, no fue una salida consensuada. Repuestos de la sorpresa, en el Gobierno decidieron no confrontar y poner paños fríos, como lo hizo el jefe de gabinete Juan Manzur, que validó la jugada de la vicepresidenta aunque, según fuentes gubernamentales, “no dijo estar de acuerdo con la decisión”.
“La decisión que tomó nuestro bloque del Frente de Todos dentro del Senado de la Nación está dentro de los parámetros legales en los cuales está permitido este tipo de accionar”, le dijo hoy Manzur y agregó: “Tiene que ver con una decisión del máximo tribunal de la Justicia de avanzar con un fallo con el cual no estamos de acuerdo. Por eso la decisión correcta de nuestro bloque de avanzar en el marco de esta decisión que se ha tomado”.
Pero fuera de micrófono la sospecha es muy clara: el quiebre del bloque puede ser el inicio de la siempre anunciada y nunca concretada fractura en el seno de la coalición gobernante.
“Siempre juegan ellos primero”, se lamentó un ministro de los que proponía cambios en el gabinete, que finalmente no llegaron y que no tienen aún fecha para concretarse. Desde otro despacho oficial arriesgaron: “Esto puede ser el inicio de una fractura, aunque hay que ver si lo hacen sólo para el Consejo de la Magistratura o si la división sigue”.
La jugada de Cristina Kirchner implica blanquear la división ideológica en el oficialismo, que se hizo inocultable en la discusión del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Así, los más fieles a la vicepresidenta quedaron dentro del bloque Unidad Ciudadana, la marca que ella misma creó en 2017 para competir en las elecciones legislativas en un momento en que se enfrentó a la conducción formal del Partido Justicialista (PJ). Son 14 senadores. Los otros 21 miembros de lo que ahora será el interbloque Frente de Todos llegaron a sus bancas impulsados por los gobernadores peronistas, uno de los sectores junto con los gremios de la CGT y los movimientos sociales que tomaron partido por el Presidente en medio de la interna oficialista.
