En un contexto donde se predica austeridad desde los discursos oficiales, la práctica demuestra lo contrario. En los últimos meses, se viene dando una maniobra cuestionable que involucra la transferencia de casi dos mil millones de pesos desde las arcas públicas hacia la empresa Ecom Chaco, el justificativo es de “servicios informáticos y computarizados”.
Este movimiento de fondos genera fuertes sospechas sobre la transparencia en la gestión de los recursos públicos. Fuentes cercanas aseguran que se trata de un esquema para maquillar transferencias y desviar recursos, disfrazándolos como parte de un supuesto plan de modernización digital.
Austeridad: un discurso vacío
El gobierno de Zdero, que pregona continuamente la necesidad de “ajustar cinturones” y controlar el gasto público, parece aplicar estas medidas solo al ciudadano común. Mientras se recortan presupuestos esenciales para la seguridad y la salud, el despilfarro en conceptos ambiguos como estos sigue siendo rampante.
El costo social del despilfarro
En una provincia donde las necesidades básicas de gran parte de la población no están cubiertas, este tipo de maniobras resulta indignante. Cada peso destinado a proyectos dudosos es un peso menos invertido en la provincia.
Mientras tanto, la austeridad, al parecer, es solo un eslogan que el gobierno aplica cuando se trata del pueblo, pero no de sí mismo.