Este 23 de marzo finalizó el régimen de moratoria previsional en la Argentina, luego de que el gobierno nacional resolviera no continuar con este mecanismo. Desde ahora, todas las personas que alcancen la edad jubilatoria y no cuenten con 30 años de aportes quedarán fuera de la jubilación contributiva tradicional, ya que ya no podrán regularizar años faltantes mediante planes de pago.
Según estimaciones, unas 500.000 personas en todo el país se encuentran en esta situación de falta de aportes suficientes. Para ellas, el fin de la moratoria significa que no podrán jubilarse en el régimen ordinario y deberán buscar opciones alternativas.
La Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) había habilitado turnos hasta último momento para quienes quisieran inscribirse en la moratoria antes de su vencimiento. De hecho, quienes solicitaron un turno antes del 23 de marzo podrán completar el trámite en los próximos meses (hay citas otorgadas hasta mayo y junio) y acceder a la jubilación pagando sus aportes adeudados en cuotas. Pero quienes no llegaron a iniciar el trámite a tiempo ya no tendrán esa posibilidad.
Los hombres de 65 años o más y las mujeres de 60 o más sin los años de contribuciones requeridos pierden el acceso a una jubilación convencional por esta vía. A partir de ahora, las alternativas para una persona sin 30 años de aportes son limitadas. Una opción, es “comprar” los años de aportes faltantes al contado: es decir, pagar de una sola vez su deuda previsional. Sin embargo, los montos son elevados, que están fuera del alcance de muchas personas próximas a jubilarse.
La única alternativa masiva es pasar del sistema jubilatorio contributivo a una prestación asistencial: la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM). Esta pensión, creada en 2016 durante la gestión de Mauricio Macri, está destinada a los adultos mayores que no tienen una jubilación ni pueden obtenerla por falta de aportes.
A diferencia de la moratoria, la PUAM no exige años de contribución previos –puede solicitarse incluso sin haber aportado nunca–, pero tiene condiciones más restrictivas y otorga un haber menor.
El monto de la PUAM equivale al 80% de la jubilación mínima: actualmente, con la jubilación mínima en $349.121 (incluyendo un bono extraordinario de $70.000), la PUAM paga cerca de $279.000 mensuales. Además, unifica la edad jubilatoria en 65 años tanto para varones como para mujeres (que con el régimen general podían jubilarse a los 60).
Además, la pensión es incompatible con ingresos laborales formales u otros beneficios previsionales: quien percibe PUAM no puede seguir trabajando en blanco ni cobrar otra pensión o jubilación. También carece de pensión por fallecimiento: en caso de muerte del titular, sus cónyuges o hijos no tienen derecho a cobrar un beneficio derivado, algo que sí ocurre con las jubilaciones contributivas ordinarias.
De esta forma, el fin de la moratoria previsional deja a una gran cantidad de personas con la PUAM como única vía para obtener algún ingreso previsional en la vejez. Según un informe de la Subsecretaría de Seguridad Social, sin la moratoria vigente aproximadamente el 50% de los varones que cumplen 65 años en 2025 y el 69% de las mujeres que cumplen 60 años no podrán obtener una jubilación contributiva.

